El tiempo es oro, y más aún si se
trata de hacer investigación. Varios jóvenes colegas que se han incorporado
recientemente a la docencia universitaria me han comentado sus frustradas
intenciones de hacer ciencia con el escaso tiempo que disponen. Y es que los
sistemas universitarios que rigen sus actividades vuelcan sobre ellos muchas
horas lectivas para dar clases – una especie de “pago por derecho de piso” –
rezagando así el tiempo que deberían disponer para realizar algún trabajo de
investigación. Sin embargo, la escasez de tiempo no es solo de los jóvenes
docentes, al parecer también afecta a los profesores ordinarios. Sea cual sea
la causa, lo cierto es que con poco tiempo disponible no se puede hacer
investigación, y menos de calidad, que es lo que nos exigen.
Dos alternativas ayudarían a
paliar este inconveniente, aunque adelanto ya que las cosas regaladas no se dan,
todo implica esfuerzo. La primera de ellas son los postgrados, a través de
estudiantes de maestría y doctorado se pueden llevar a cabo proyectos de
investigación cuyos resultados finales deberían ser publicables en revistas
arbitradas y preferiblemente indexadas. Una condición que se da en la
Universidad Nacional Autónoma de México y que me parece digno de imitar es que
al estudiante de doctorado se le exige tener por lo menos un artículo publicado
para poder recibirse de doctor. Es resaltante que incluso a los estudiantes de
licenciatura se les prepara para que sus trabajos de tesis terminen en una
revista científica arbitrada. Bajo este panorama, tendríamos a estudiantes de
pregrado, maestría y doctorado como colaboradores para llevar a cabo la tarea
de investigar y publicar.
La segunda alternativa viene dada
por la contratación de personal exclusivo para hacer investigación, algo que
parece aún poco extendido en las universidades públicas de Perú. Se trata de
personal cualificado que se dedica de forma exclusiva a hacer investigación,
obviamente no actúan por cuenta propia sino bajo la tutoría y el marco
conceptual del proyecto de un profesor-investigador. Aquí en México estoy
teniendo mi primera experiencia al respecto como investigador postdoctoral, y
mi cronograma se sintetiza en una palabra que se repite para cada mes:
escribir, escribir y escribir. El objetivo es uno solo: incrementar la producción
científica del grupo de trabajo, y lograr publicaciones de calidad.
Ahora seamos coherentes, hay que
tener dos cosas claras frente a esto. Primero nadie trabaja gratis, por el bien
mismo de nuestra profesión debemos buscar la forma de que estos trabajos sean
compensados económicamente, para ello se debe incluir el financiamiento de
dichas actividades dentro de los proyectos presentados (el tema de la capacitación
de personal a través de maestrías y doctorados debe ser incluido y valorado); y
segundo, la tarea del investigador principal no lo excluye de sus obligaciones,
dirigir un barco no es sencillo, pero hay que mentalizarse que conducimos uno
para afrontar con éxito cada ruta que nos tracemos.