viernes, 20 de octubre de 2017

Anatomía del artículo científico

Dos neurocientíficos de EEUU, Brett Mensh y Konrad Kording, acaban de publicar un artículo donde describen 10 simples reglas a tener presentes en el  momento de escribir un artículo científico (‘Ten simple rules for structuring papers', ver link abajo). Al margen del esfuerzo que puede suponernos escribir un artículo para una revista científica, estas reglas pueden facilitarnos mucho el trabajo, así que junto con unas apreciaciones personales, les resumo las ideas planteadas.

El artículo empieza con un mensaje claro: 'escribir y leer artículos científicos son cualidades claves para los científicos'. Además, añaden que hay varios actores a considerar: los editores (que quieren asegurarse que el artículo es relevante para su revista), los revisores (que deben determinar si las conclusiones se justifican con los resultados y demás partes del trabajo), el lector (que quiere entender rápidamente las conclusiones del artículo antes de decidir si lee todo o gran parte del trabajo), y por supuesto el escritor (que quiere trasmitir sus contribuciones a una gran audiencia y convencer a los especialistas que sus hallazgos son relevantes y creíbles). Escribir es comunicar, y para que esto sea efectivo, nuestro artículo científico debe cumplir 3 objetivos: ser de fácil lectura, ser creíble, y ser memorable (es decir, que sea recordado por el lector). Sin duda una labor compleja, así que vamos a ello.

Antes mencionar que las 10 reglas se agrupan en 3 bloques: 1-4 son principios para aplicar a todas las partes (así como a grants y pósters), 5-8 trata de los objetivos primarios de cada una de las partes claves del artículo, y 9-10 son guías a seguir en el momento de redactar el texto.
Ahora sí, veamos esas 10 reglas:

Cuando escribas ten siempre presente al lector

1.       Enfoca el texto en una sola idea principal (reflejada en el título).
Tu trabajo como escritor tendrá éxito si el lector puede entender y retener la contribución principal. Tu artículo puede contener otras novedades, pero éstas no deben quitar protagonismo al mensaje central. Los artículos que muestran múltiples contribuciones relevantes en un solo texto suelen ser menos convincentes, y por lo tanto menos memorables. Hay que tener presente que lo más importante es el título, a partir de él los lectores deciden si siguen leyendo o no. Además, un buen título te recuerda constantemente la idea principal que quieres trasmitir.

2.       Escribe para personas de carne y hueso que no conocen tu trabajo.
Es muy posible que tú seas el experto mundial de lo que estás haciendo, pero es necesario definir claramente los nombres técnicos porque puede ser frustrante para el lector si no los entiende. Evita usar abreviaturas y acrónimos, así el lector no se verá obligado a interrumpir su lectura para revisar a qué se refiere determinado término. También es muy útil aplicar conocimientos básicos de psicología humana, por ejemplo, en un listado es más fácil recordar lo primero y lo último antes que lo del medio.

3.       Sigue el esquema Contexto – Contenido – Conclusión.
Esto es, a mi parecer, la regla más trascendental. La gran mayoría de lecturas (cuentos, novelas, etc) tienen una estructura que incluye un comienzo, un cuerpo y un final. Los artículos científicos deben tener  también una estructura similar que ayude al lector a seguir poco a poco el desarrollo de la historia para su completa comprensión. Este esquema debe seguirse a nivel de todo el manuscrito (contexto = introducción, contenido = resultados, y conclusiones = discusión), así como a nivel de cada párrafo (contexto = la primera frase, contenido = frases intermedias, y conclusión = última frase).

4.       Optimiza el flujo lógico evitando los zigzag y utilizando paralelismos.
Evita el zigzag, solo la idea central debe ser mencionada múltiples veces; el resto de tópicos deben ocupar un lugar apropiado siguiendo la lógica y  la secuencia del relato. También procura que los textos o párrafos relacionados estén próximos. Utiliza paralelismos,  es decir, redacta fragmentos similares, o de sintaxis similar, cuando menciones diferentes enunciados sobre un mismo tópico; también aplica este paralelismo al formato o estructura que le das a los párrafos.

Los componentes del artículo

Fig. 1. Resumen de los elementos estructurales de un artículo en tres escalas espaciales: en secciones, a través de párrafos y dentro de párrafos. Tener en cuenta que el resumen (abstract) es especial ya que contiene los tres elementos (Contexto, Contenido y Conclusión).

5.       Cuenta la historia completa en el abstract.
El abstract - o resumen - es con mucha probabilidad la parte del artículo que será leída por la mayoría de lectores. Sigue el esquema C-C-C: en el contexto escribe qué vacío de información se cubrirá, recuerda que la primera oración orienta e introduce al lector en el amplio campo donde se sitúa la investigación, continúa con un corto párrafo que debe acabar con la pregunta que la investigación responde. En el contenido, describe brevemente la metodología seguida, y un resumen ejecutivo de los resultados. En la conclusión, redacta la interpretación que le das a los resultados para responder la pregunta formulada al final del contexto, de forma adicional puedes resaltar la importancia de los hallazgos.

6.       Comunica en la introducción por qué es importante tu artículo.
La introducción resalta el vacío de información que hay en el conocimiento actual, o en la metodología, y por qué es importante llenar ese vacío. Para ello se usan un conjunto de párrafos progresivos que culminan en una clara exposición de lo que ”no hay” en la literatura, seguido por un párrafo resumen que habla de lo que tu manuscrito aportará. La introducción no debe contener una amplia revisión bibliográfica, sino solo aquella necesaria para explicar el vacío de información.
Siguiendo un esquema que va de lo más general a lo más específico, cada párrafo (excepto el último) debe primero orientar al lector sobre determinado tópico asociado al objetivo central del estudio (contexto), luego explicar los “conocimientos” que hay en la literatura relevante (contenido), para finalmente culminar con expresiones que resalten lo “desconocido” o frases que sirvan de conexión con el siguiente párrafo (conclusión).
El último párrafo es especial, de forma compacta presenta los resultados que llenarán el vacío de información que has detallado. Este se diferencia del abstract en que no necesitas mostrar el contexto, es un poco más específico con los resultados, y muestra brevemente la conclusión del artículo, como mucho.

7.       Comunica los resultados como una secuencia de enunciados, apoyados por figuras, que conectan lógicamente para dar apoyo a la contribución central.
Esta sección necesita convencer al lector que el hallazgo central está apoyado por los datos y la lógica. Cada argumento científico tiene su propia estructura lógica, lo cual dicta la secuencia en la que deben mostrarse los elementos.
El primer párrafo debe resumir el enfoque global de la respuesta al problema planteado. También puede incluir algún método innovador desarrollado, considerando que la mayoría de lectores no lee la sección de material y métodos, de esta forma pueden enterarse de la esencia de la metodología que se usó.
Cada párrafo subsecuente empieza con 1 ó 2 frases que plantean la pregunta que el párrafo contesta, la parte media del párrafo presenta los datos y la lógica que se relacionan con la pregunta, y concluye con una frase que responde la pregunta.
La figuras, sus títulos, y sus leyendas son de particular importancia porque muestran el apoyo más objetivo de los pasos que han llevado a la redacción del artículo. Muchos lectores irán directamente a las figuras después de leer el abstract (por economizar tiempo), así que conviene dedicarle tiempo e ingenio a su edición.

8.       Discute cómo  el vacío de información fue llenado, las limitaciones de la interpretación, y la relevancia para el campo de estudio.
En la discusión se explica cómo los resultados han llenado el vacío de información previamente identificado y explicado en la introducción, también se puede incluir observaciones sobre la propia interpretación, y se describe cómo  el trabajo contribuye al campo de acción proveyendo de nuevas herramientas y/o conocimientos. Esto se hace recapitulando los resultados, discutiendo las limitaciones, y luego revelando cómo  la contribución central puede catalizar progresos futuros.
Un primer párrafo puede resumir los hallazgos importantes de la sección de resultados. Cada uno de los siguientes párrafos empieza describiendo las debilidades o fortalezas del trabajo, y lo asocia a literatura relevante. En esta sección los párrafos suelen concluir describiendo una inteligente o informal forma de percibir la contribución, o planteando direcciones futuras hacia donde extender las investigaciones.

Guías de redacción

9.       Asigna el tiempo necesario a cada sección: título, abstract, figuras y perfil del texto.
Asigna y distribuye tu tiempo de acuerdo a la importancia de cada sección. Ten presente que el título, el abstract y las figuras son lo mas visto por la mayoría de lectores, y la metodología lo que menos (esto no aplica para los revisores que mirarán hasta los puntos y comas que usaste).
El tiempo que dedicamos a cada sección puede ser utilizado más eficientemente si planificamos el texto antes de producirlo. Para esto ayuda mucho elaborar un esquema, el cual ayuda a construir textos sin perder de vista las ideas que queremos transmitir, y a la vez evita que perdamos tiempo redactando párrafos que no terminan de encajar en el conjunto de la historia que contamos.

10.   Pide opiniones para abreviar, revisar o reciclar la historia.
Un artículo bien escrito usualmente requiere la opinión de varias personas. Testar a los lectores es necesario para estar seguros de que el argumento expuesto se entiende (aquí también cuenta la opinión de los revisores de la revista científica, ya que son bastante más específicos con los párrafos que necesitan ser mejorados). Para esto es fundamental tener una red de colegas críticos que sirvan como “revisores pre-journal”, una tarea que debe funcionar de forma recíproca.

En este artículo, los autores se han enfocado en la estructura (anatomía) de un artículo científico, pero hay otros factores trascendentales como la escritura misma, la selección de términos adecuados, la gramática, el proceso creativo, la colaboración, y otros más, que deben también ser tomados en cuenta.

Bien, hasta aquí un resumen y selección de lo que considero las ideas principales, sin embargo, creo prudente y necesario darle una lectura completa al texto, que además es de acceso libre. Aquí les copio el link:


Por último, añadir que no creo que haya una única forma de redactar artículos científicos, pero es bueno tener un modelo y ciertas pautas como las que estos autores sugieren, también ayuda mucho  leer y ver la estructura de artículos similares en nuestra área de investigación, y por supuesto la práctica. Quiero agradecer a los Doctores Brett Mensh y Konrad Kording por permitirme utilizar su artículo en este blog. Espero que esta información les sea de mucha ayuda.




jueves, 21 de septiembre de 2017

Revistas científicas y los índices de impacto

Para los investigadores científicos (también aplica para profesores universitarios), el impacto que generamos en la sociedad - o mejor dicho en la ciencia - se mide a través de nuestras publicaciones científicas. Sin embargo, publicar no es una tarea sencilla ya que no hablamos de hacerlo en prensa, revistas de divulgación o blogs como este, se trata de mostrar nuestros aportes científicos basados en la aplicación del Método Científico (observación → inducción → hipótesis → experimentación → discusión). Varios colegas discrepan en esto de buscar siempre revistas indexadas ya que esto de las publicaciones científicas se está convirtiendo en un negocio truculento, pero fuera de ello, es importante hacer público nuestro trabajo para que pueda ser leído y analizado por una masa crítica, esto sin duda nos ayudará a crecer en nuestra profesión.

Los índices de impacto en las revistas científicas. Hoy en día existen empresas que se dedican a evaluar el impacto que tienen las revistas científicas. Para ello se basan principalmente en el número de citas que pueden tener los artículos que publican. Si un artículo tiene muchas citas, es porque lo ha leído mucha gente, y ha servido de base para otras múltiples investigaciones. Entonces esa investigación está generando un gran impacto. Esto a la revista le importa mucho, porque al fin y al cabo la ciencia también es un negocio, y funciona de forma análoga a los ratings en la TV o los "Me gusta" en las redes sociales. Una de estas empresas es Thomson&Reuters, quienes han creado el entorno de Web of Sciences, y en ella reúnen información de más de 10 000 revisas científicas a nivel mundial y las califican con una herramienta que se llama Journal Citations Reports, la menciono porque es muy utilizada en Europa y Norte América (incluso para evaluar a sus investigadores). Pero no es la única, la editorial ElSevier también tiene una base de datos de revistas científicas (Scopus) y una herramienta que las califica, el Scimago Journal Reports (SJR; www.scimagojr.com). Veremos un ejemplo más adelante.

¿Qué es esto de las revistas indexadas? De acuerdo a la calidad e impacto que tienen las revistas, estas se pueden clasificar en 4 grupos: Q1, Q2, Q3, y Q4. Hay un "quinto" grupo (o mejor dicho un grupo aparte) donde están revistas de escasa difusión, no tienen índice de impacto ya que su audiencia es muy limitada y sus artículos reciben escasas citas. En este quinto grupo es "fácil" publicar, porque son menos rigurosos para criticar un artículo científico, y en muchas de ellas solo hace falta el visto bueno del editor. Uno de los principales inconvenientes es que al publicar en este tipo de revistas tus aportes científicos son poco aprovechados por la comunidad científica y la sociedad, algunas páginas web están facilitando su acceso para que no sean considerados "literatura gris", sin embargo su mayor desventaja es que la credibilidad del estudio es muy cuestionada, por lo que suelen ser ignoradas.
Por otro lado, están las revistas con índice de impacto, las cuales se agrupan en cuartiles (en 4 grupos), teniendo en cuenta las distintas áreas de estudio. ¿Cómo funciona esto? Por ejemplo, si existen 100 revistas científicas de botánica, las que ocupen los primeros 25 puestos estarán en el primer cuartil (Q1), del 26° al 50° serán revistas del segundo cuartil (Q2), y así con las Q3 y Q4. Las revistas que están en Q1 son las que mayor impacto tienen. Veamos un ejemplo, Nature tiene un índice de impacto = 21.9 y está en Q1, Genetics and Molecular Research tiene 0.36 y está en Q4 (Compruébalo en la página de SJR). Si quieres explorar un poco más sobre esto, echa un vistazo a la página de Scimago (www.scimagojr.com/journalrank.php), donde podrás ver las áreas en que se agrupan las revistas, en qué posición están, además de la cantidad de citas (audiencia) que reciben anualmente. Esta designación se evalúa anualmente, algunas revistas aparecen un año en Q1 y otro en Q2, de ahí que las revistas son más rigurosas en la selección de los artículos científicos que publican, ya que buscan siempre artículos que generen una mayor cantidad de citas. Un artículo puede ser muy citado por el área temática que explora, la metodología, o el aporte que genera.


¿Dónde publicar? . Hay varios factores a tomar en cuenta a la hora de elegir la revista donde queramos publicar. El principal está asociado al área de estudio donde se centra tu investigación (¡importante!: revisar lo que sí, y lo que no, publica la revista: Author Guidelines). Otros factores son las condiciones de la editorial (costos por publicación), el tiempo que demora el equipo editorial en revisar tu manuscrito, o si la revista es Open access (publicación rápida pero previo pago). Ayuda mucho leer el tipo de artículos que ha publicado la revista en sus últimos números, así como la sección Early View (próximos artículos a publicar). Mi recomendación es que busques revistas afines a tu investigación, y que tengan por lo menos índice de impacto (si tu investigación es buena ¿por qué no apuntar a una revista Q1?), así vas ganando prestigio como investigador. En los grupos de investigación donde he participado hemos apuntado siempre a publicar en revistas Q1 (si es que nuestros resultados lo avalan), sin embargo la elección de una revista de menor índice de impacto también ha sido influida por otros factores (como las prisas para publicar, y es que publicamos también por el compromiso adquirido con nuestras fuentes de financiamiento). La elección final la suele tomar el equipo de trabajo en conjunto, o el investigador principal.
Si bien es cierto que una publicación en Q1 te puede dar mucho prestigio (a quién no le gustaría tener un artículo en Sciences o Nature), eso no garantiza que tengas muchas citas. He visto artículos en revistas del primer cuartil que cuentan con escasas citas, así como artículos en revistas con menor rigurosidad (digamos Q3 o Q4) con citas hasta para regalar. El diseño del estudio, la trascendencia de los resultados, e incluso la redacción, son factores que se evalúan en todas las revistas. Luego de haber experimentado un poco de todo esto, creo que es más importante hacer pública tu investigación cuanto antes, ya que eso puede ser la justificación perfecta para sustentar tu siguiente proyecto de investigación. Esto supone apuntar a revistas Q2, Q3 o Q4; de todas formas creo que es importante no perder de vista a las revistas del primer cuartil, eso nos exige ser más rigurosos en nuestra investigación, ser mejores investigadores científicos, y por supuesto aprender más.

¿De qué sirve publicar en una revista con alto índice de impacto? Cuando postulas a becas pre o postdoctorales, o puestos de trabajo como investigador, uno de los puntos que se evalúan son las publicaciones en revistas del primer cuartil (además de las publicaciones en general), ya que eso es un fiel reflejo de la clase de investigador que eres. Toda institución siempre busca tener a los mejores en su equipo, a aquel investigador que publica mucho y en buenas revistas.
Publicar en revistas científicas indexadas tiene también otras ventajas, el CONCYTEC de Perú por ejemplo ha gratificado económicamente a aquellos investigadores con publicaciones en este tipo de revistas (http://www.cienciactiva.gob.pe/convocatorias/estimulos/). La mayor ventaja es que tienes una mayor masa crítica y tus aportes al conocimiento científico son más valorados; con ello crece tu prestigio y reputación como investigador, lo cual a veces se traduce en incentivos económicos por productividad científica (e.g. México).
Nota final, en este post me he centrado en lo que son publicaciones en revistas científicas, sin embargo, no se debe dejar de lado otros tipos de publicaciones como libros (o capítulos), que también son muy valorados. Espero que esta información te haya servido, al menos para aclararnos un poco más cuando nos hablan de "publicar". Cualquier duda, crítica o inquietud será bienvenida.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Estudiar el doctorado en el Perú o en el extranjero

Si estás leyendo esto es porque te estás planteando seriamente ser un científico investigador. Enhorabuena, porque estás apuntando a una meta profesional realmente alta, y eso ya dice algo muy bueno de ti. Veamos, considero que definitivamente quieres continuar tu formación como científico investigador, y para ello el estudiar un doctorado puede que te sea de gran ayuda. Ahora viene la pregunta clave: ¿dónde?.

Mucho se viene cuestionando la calidad de los estudios de postgrado (maestría y doctorado) en el Perú. Sin profundizar mucho en el tema, la mayor diferencia está en las horas académicas que se dedican a estos estudios, en el extranjero son de dedicación exclusiva (8 horas al día, 5 días a la semana, por decir algo...aunque realmente suele ser más), mientras que en los que se ofrecen en Perú el tiempo de dedicación es mucho menor (por lo general fines de semana). Esta "sutil" diferencia tiene su repercusión en la productividad científica del país, en la escasa generación de proyectos de investigación y desarrollo, y en la formación de nuevos profesionales. En el Perú se produce muy poca ciencia, y puede que algunas razones se encuentren en este sistema de formación de investigadores.

Con la intención de mostrar algo objetivo en esta sección, realicé un pequeño estudio que mostrara las diferencias (medido en término de número de publicaciones) entre aquellos investigadores formados en el Perú y aquellos que lo hicieron en el extranjero. Debo aclarar que he tomado como punto de comparación a los investigadores con grado de "doctor", aunque mi base de datos también incluye a los "no doctores", a quienes no he excluido porque los resultados reflejaron algo que no esperaba.

Para mi estudio, seleccioné aleatoriamente una muestra (10%) de los investigadores registrados en la base de datos REGINA (Registro Nacional de Investigadores en Ciencia y Tecnología) del CONCYTEC (A fecha del 22 de mayo de 2017 se habían registrado un total de 1549 investigadores). Separé a los investigadores en tres categorías: 1) Los que no tenían doctorado, 2) Los que hicieron doctorado en el Perú, y 3) los que realizaron el doctorado en el extranjero. De cada investigador conté el número de publicaciones que tenían en las bases de datos de Scopus y PubMed (Fuente: DINA), y les asigné un valor de acuerdo al número de publicaciones que tenían: 0 = 0 publicaciones, 1 = entre 1 y 5 publicaciones, 2 = entre 6 y 10 publicaciones, y 3= 11 o más publicaciones. Con esta sencilla matriz elaboré un gráfico que me mostrará la relación entre el tipo de investigador y la cantidad de publicaciones que tenían. Como el número de investigadores en cada categoría no era igual, convertí los valores a porcentajes. Veamos lo que encontré.


Figura 1. Investigadores y cantidad de publicaciones. Cada columna representa el porcentaje de investigadores asociado a un número de publicaciones. Los investigadores han sido clasificados en tres grupos (colores). Cada categoría horizontal representa la cantidad de publicaciones en Scopus y PubMed. (Fuente: extracto manual de REGINA).

Mi primera gran sorpresa fue el porcentaje de investigadores que no tenían doctorado, y pese a ello muestran productividad científica. Voy a ser sincero, al tratarse de la base de datos de REGINA, esperaba encontrar una gran mayoría de los investigadores con el grado de doctor, pero en mi muestra este grupo sin doctorado representó cerca del 32%, mientras que los investigadores que se doctoraron en Perú alcanzaron solo un valor del 17%. Satisfactorio fue ver que casi la mitad de mi muestra la conformaban doctores que se habían formado en el extranjero. Sería interesante conocer el número real de investigadores "no doctores" que están registrados en REGINA, en un rápido vistazo observé que muchos de ellos tenían el grado de maestría (algunos en pleno proceso de formación doctoral), otros tantos solo contaban con la licenciatura, y bueno, también encontré casos "peculiares" (¿investigadores sin publicaciones? Esto es un punto negativo para REGINA). Pero bueno, no nos salgamos del tema.

Ahora, analizando la Figura 1 vemos principalmente 3 cosas:
1° No necesitas el grado de doctor para empezar a producir publicaciones científicas. Está claro que saber redactar artículos científicos, o participar en grupos de investigación con notable actividad investigadora puede ser clave para que tengas un registro considerable de publicaciones. Sin embargo, hay que tener presente que los investigadores con doctorado tienen una mayor productividad científica que los que no lo tienen.
2° La productividad científica de los doctores que se formaron en Perú es menor (mayoritariamente entre 1 y 5) en comparación a los que se formaron en el extranjero (11 o más). Pero si tienes la suerte de integrarte en un buen equipo de investigación nacional (y los hay), puede que a futuro seas parte de esos - aún escasos - doctores nacionales con alta productividad científica.
3° El estudiar en el extranjero no te garantiza una alta productividad científica. Diversos factores explican esto: el prestigio del grupo de investigación al que te unes, el país y universidad donde estudias, tu nivel de inglés, la facilidad que tengas para redactar publicaciones (otra vez), por mencionar algunos. Así que hay que pensar bien dónde y con quién quieres estudiar.
Como conclusión, diremos que - de momento - el estudiar un doctorado en el extranjero puede influir positivamente en tu productividad científica.

Mucho ojo con estos resultados, ya que hay varias cosas que no se han tenido en cuenta. Por ejemplo, no es lo mismo estudiar el doctorado en Venezuela (había un caso) que en EEUU o un país europeo, las políticas que tiene cada país del mundo en lo que respecta a ciencia y tecnología suele mostrar grandes diferencias. En este estudio solo hemos evaluado el número de publicaciones en Scopus y PubMed, otro tipo de aportes no se han tenido en cuenta. Tampoco se ha considerado la frecuencia de las publicaciones, o la productividad en los últimos 5 años (esto sería más apropiado para darnos una lectura más real de nuestra situación actual). También considero interesante analizar la calidad de las publicaciones (10 publicaciones en revistas Q4 está muy bien, pero si son en Q1 sería estupendo). Por último, la información obtenida es la que muestra el perfil de cada investigador, a quienes responsabilizamos de la información que publican en la base de datos del Directorio Nacional de Investigadores.

Espero que esta lectura te haya sido de utilidad.

martes, 21 de julio de 2015

Vamos a los congresos científicos

En los últimos meses he leído algunos post referidos a la comunicación y divulgación científica, donde resalta el poco entendimiento que existe del quehacer científico. ¿Qué hacemos los investigadores? ¿qué avances hemos logrado? ¿de qué forma nuestras investigaciones contribuyen al desarrollo de un país?. Si no viene un periodista a preguntarnos, o lo expresamos a través de una página web personal, la cosa se torna complicada; sin embargo hay otros medios. Un lugar donde mostramos una parte de nuestro trabajo son los congresos o reuniones científicas, donde además solemos expresarnos de una forma más entendible. A este tipo de reuniones concurren desde investigadores de alto nivel hasta estudiantes universitarios, es decir, un público variopinto, razón por la cual las conversaciones y charlas suelen ser más digeribles. En este tipo de eventos se suele socializar mucho, pero a la vez creo que los asistentes compartimos un objetivo oculto: darnos a conocer en el círculo científico y/o promocionar nuestras investigaciones, y es que nunca sabes con quién te puedes topar.

Pero, ¿para qué sirve asistir a un congreso?
Depende de donde te encuentres parado y hacia donde quieres ir. Me explico, si eres estudiante te interesará informarte de lo que se está haciendo en el campo de tu interés, si eres listo puede que hagas buenos contactos para realizar una estancia, maestría o incluso doctorado con alguno de los investigadores visitantes. Si eres profesor universitario, puede que un congreso sea el sitio ideal para que contactes con investigadores que compartan las mismas inquietudes que tú, en el mejor de los casos habrás establecido nexos para futuros proyectos de investigación, propios o donde colaborar. Sea como sea, ir a un congreso solo de oyente es poco o nada rentable, hay que tener un objetivo claro: socializar, pero teniendo presente que de ahí se puede sacar un mayor beneficio propio. He aquí la parte difícil: hay que romper el hielo, preguntar, darse a conocer, pedir correos electrónicos, quien no se manifiesta no obtendrá nada.

Además de todo ello, los congresos también te sirven para el curriculum (no si vas solo de asistente); seamos claros, una charla (o un póster) en un congreso no es una publicación científica (aunque aparezca en un libro de resúmenes); sin embargo, en algunas instituciones puntúan como divulgación científica, es decir, como si hubieras escrito una nota periodística, y aquí vuelvo a lo mencionado en el primer párrafo de esta entrada: divulgar nuestros conocimientos también es parte de nuestra tarea como investigadores. ¿Quieres saber que hacen los científicos? Anímate y participa de un congreso científico.

lunes, 15 de junio de 2015

Investigar con el tiempo en contra

El tiempo es oro, y más aún si se trata de hacer investigación. Varios jóvenes colegas que se han incorporado recientemente a la docencia universitaria me han comentado sus frustradas intenciones de hacer ciencia con el escaso tiempo que disponen. Y es que los sistemas universitarios que rigen sus actividades vuelcan sobre ellos muchas horas lectivas para dar clases – una especie de “pago por derecho de piso” – rezagando así el tiempo que deberían disponer para realizar algún trabajo de investigación. Sin embargo, la escasez de tiempo no es solo de los jóvenes docentes, al parecer también afecta a los profesores ordinarios. Sea cual sea la causa, lo cierto es que con poco tiempo disponible no se puede hacer investigación, y menos de calidad, que es lo que nos exigen.

Dos alternativas ayudarían a paliar este inconveniente, aunque adelanto ya que las cosas regaladas no se dan, todo implica esfuerzo. La primera de ellas son los postgrados, a través de estudiantes de maestría y doctorado se pueden llevar a cabo proyectos de investigación cuyos resultados finales deberían ser publicables en revistas arbitradas y preferiblemente indexadas. Una condición que se da en la Universidad Nacional Autónoma de México y que me parece digno de imitar es que al estudiante de doctorado se le exige tener por lo menos un artículo publicado para poder recibirse de doctor. Es resaltante que incluso a los estudiantes de licenciatura se les prepara para que sus trabajos de tesis terminen en una revista científica arbitrada. Bajo este panorama, tendríamos a estudiantes de pregrado, maestría y doctorado como colaboradores para llevar a cabo la tarea de investigar y publicar.

La segunda alternativa viene dada por la contratación de personal exclusivo para hacer investigación, algo que parece aún poco extendido en las universidades públicas de Perú. Se trata de personal cualificado que se dedica de forma exclusiva a hacer investigación, obviamente no actúan por cuenta propia sino bajo la tutoría y el marco conceptual del proyecto de un profesor-investigador. Aquí en México estoy teniendo mi primera experiencia al respecto como investigador postdoctoral, y mi cronograma se sintetiza en una palabra que se repite para cada mes: escribir, escribir y escribir. El objetivo es uno solo: incrementar la producción científica del grupo de trabajo, y lograr publicaciones de calidad.

Ahora seamos coherentes, hay que tener dos cosas claras frente a esto. Primero nadie trabaja gratis, por el bien mismo de nuestra profesión debemos buscar la forma de que estos trabajos sean compensados económicamente, para ello se debe incluir el financiamiento de dichas actividades dentro de los proyectos presentados (el tema de la capacitación de personal a través de maestrías y doctorados debe ser incluido y valorado); y segundo, la tarea del investigador principal no lo excluye de sus obligaciones, dirigir un barco no es sencillo, pero hay que mentalizarse que conducimos uno para afrontar con éxito cada ruta que nos tracemos.

lunes, 18 de mayo de 2015

Las Torres de Hanói

Hace unos días fuimos con mi familia a visitar el Museo de las Ciencias Universum (http://www.universum.unam.mx/) en México D. F. Es un museo tipo el Museo de la Imaginación de Lima, pero con muchas más atracciones y explicaciones sobre algunas ciencias básicas como la matemática, la física, química y biología, donde se aprende jugando y pensando, pero sobretodo divirtiéndose. Dos juegos llamaron primordialmente mi atención: la campana de Gauss, aplicado por ejemplo en la teoría de las probabilidades, y explicado tan comprensiblemente con una tabla y unas bolitas de acero; y las torres de Hanói. Este juego matemático consiste en apilar discos de radio creciente en una de las otras dos estacas siguiendo ciertas reglas (como por ejemplo que un disco de menor tamaño no puede estar por debajo de uno de mayor tamaño). Historias relativas al juego hablan de un templo de monjes quienes tienen que mover 64 discos, el sacerdote de turno no debe mover más de un disco a la vez, y no puede situar ningún disco encima de otro de menor diámetro. El día que estos monjes consiguieran terminar el juego, el mundo acabaría.

Enlazando historias con lo que uno vive, recordé también que hace unos cuatro años tuve la oportunidad de dar una charla sobre sistemática molecular en líquenes, con motivo de las Jornadas Científicas de los Estudiantes de Biología en Cusco. En aquel evento, también participó José Alvarez, un conocido ornitólogo español que radica en Perú ya hace buen tiempo, y quien en uno de sus comentarios sobre mi charla expresó que en el Perú se hace necesario proyectos de ciencia aplicada más que de ciencia básica, o al menos eso fue lo que entendí. En sucesivos episodios me he topado también con la repetida pregunta: ¿y para qué sirve lo que haces?, y me ha tomado años formular una respuesta que deje satisfecho al cuestionador. Para los que trabajamos en ciencias básicas nos resulta difícil dar una respuesta que convenza, sencillamente porque – aunque conozcamos a la perfección el campo que estudiamos – muchas de las cosas que hacemos no tienen una aplicación directa en la sociedad. En el Perú hace falta el desarrollo de tecnologías, estamos de acuerdo, pero esas tecnologías aplicadas deben tener también una base bien fundamentada para lograr el desarrollo.

La ciencia y la tecnología van de la mano, sin embargo una es consecuencia de otra. No podríamos hablar de desarrollo de tecnologías sin haber explorado antes el mundo de las ciencias. Y entonces es así como veo que debe desarrollarse la ciencia en nuestro país, como las torres de Hanói, con una base científica mayor al conocimiento aplicado, y de esta forma dar estabilidad al desarrollo del país. Si los discos pequeños del conocimiento aplicado son ubicados en la base, nuestra torre perderá estabilidad y en algún momento caerá. No dejemos de lado a la ciencia básica, al contrario, es parte también de nuestro desarrollo buscar sus aplicaciones en la sociedad.

martes, 5 de mayo de 2015

El arte de escribir

Como investigadores tenemos el deber de escribir los resultados de nuestros estudios, para beneficio social, científico y por supuesto personal. Para ello existen las llamadas revistas científicas cuyos enfoques y publicaciones periódicas abarcan los distintos temas de la ciencia y tecnología, así como los diferentes niveles en que se realizan los estudios, y las cuales llegan a distintos públicos (llamémosle temas que interesan a unos pocos o a muchos). A nivel mundial existe una diversidad de revistas científicas donde publicar, casi incontable, y el Perú no es ajeno a ellas, tanto así que muchas universidades peruanas cuentan con sus propias revistas de divulgación; aunque por supuesto, no todas tienen el mismo nivel académico. Según el tipo de revista en que se publique, tendremos una idea acerca de la calidad del investigador (y posiblemente de su excelencia académica). Para un docente universitario, publicar en una “buena revista” le da prestigio, y a la vez es un respaldo para su perfil académico cuando intenta obtener fondos para sus proyectos de investigación, formar redes con otros investigadores, o incrementar su grupo de investigación; por lo que esta tarea debe convertirse en una prioridad.

Sin embargo, escribir artículos científicos no es sencillo, hay varios factores que afectan su desarrollo. Principalmente el tiempo; el cual puede verse desde dos perspectivas: el tiempo que nos toma escribir, y el tiempo que disponemos para escribir. El primero de ellos depende mucho de la revista donde se piense publicar, si es en español o inglés (u otro idioma), o si pertenece a alguna base de datos (el CONCYTEC considera SCOPUS y MEDLINE). En mi corta experiencia, para una revista en inglés, y perteneciente a una base de datos internacional, me toma aproximadamente como seis meses posteriores a la obtención de resultados, tres de los cuales se van en la redacción del primer borrador, y los tres siguientes en las correcciones por parte de otros coautores o un colega externo; pasada esta etapa, el manuscrito recién es enviado a una revista donde entra en un bucle de “añorada pronta publicación”, donde sigue otro proceso de revisión por parte de editores y/o evaluadores, hasta que finalmente alguno da el visto bueno (no sin antes hacer algunas correcciones por supuesto). La práctica hace al maestro, dice un viejo dicho, y espero que ese tiempo se reduzca en un futuro próximo.

Pero cuando hablamos del tiempo que tenemos para escribir, la cosa es variopinta. Mi actual tutor considera que ese tiempo se reduce considerablemente cuando uno entra a la docencia universitaria, y lo cual es ratificado por varios docentes universitarios a quienes pregunté sobre el tema. Clases, prácticas, salidas de campo, asesorías, informes, y reuniones socio-académicas son algunas de las labores que afrontan nuestros docentes universitarios. De momento, esto vamos a dejarlo ahí, ya que estoy explorando más sobre el tema para ver que tanto afectan estas labores a la producción científica y tecnológica del país.

Para cerrar este apartado, mencionaré que otro factor en la redacción científica tiene que ver con la destreza, o capacidad de redacción. A algunos se le dará más fácil que a otros, la forma adecuada y el idioma (aunque queramos publicar en español) son factores muy limitantes; sin embargo no por ello debemos abandonar la labor. Como muchas de las cosas de la vida, esto también se aprende, y hay que capacitarse, tanto en la forma de redacción (para lo cual cada día aparecen más y más cursos y talleres de redacción científica), como en la redacción en otros idiomas distintos al nuestro (principalmente inglés). Capacitación es la palabra con que finalizo esta entrada, ¿qué tan preparados estamos para escribir un artículo científico?